Continuamos relatando el desarrollo de la maratón de Lost que allá por Octubre me hizo ganar un viaje al Pacífico. Como recordaréis, las primeras horas fueron tranquilas, aunque poco a poco empezaron a pesar.
A media tarde, un par de personas desaparecieron misteriosamente, al parecer porque se encontraban indispuestas y abandonaron. Al llegar la noche, dos chicos fueron expulsados del concurso, al parecer por utilizar el móvil, que estaba prohibido. Por supuesto, todo esto nos llenaba de satisfacción contenida.
Es un buen momento para contar la gran estrategia que tenía planeada desde antes de llegar a Bilbao: sabía que la noche iba a ser larga y difícil, por lo que era buena idea intentar guardar la mayor cantidad de tickets de descanso para esas horas y poder salir, lavarme la cara, etc. Por ello, el plan era aguantar al menos hasta acabar el 1x07 (hasta media tarde) para hacer el primer descanso. Y aguanté hasta el 1x07. Y hasta el 1x16, también. Total, que se hicieron las diez de la noche y yo que aún no me había movido de esa silla. La sensación al levantarme fue… peculiar. El hormigueo en las piernas inicial fue seguido por un cierto mareo y un ligero (¡ja!) dolor de cabeza.
Esos fueron los momentos más duros, no la madrugada como había pensado sino el principio de la noche. Afortunadamente, la cena sentó bien y pude seguir en mi sitio. Las horas siguieron corriendo y al filo de las dos de la mañana llegamos al final de
Bueno, que me disperso. Amaneció el segundo día (bueno, supongamos que amaneció, porque en la sala no había ventanas y el sol ese día no lo vimos) y llegó el desayuno: café o leche, a elegir, junto con un bollo que estaba muy rico. Por supuesto, cuando abrió la cafetería, todo el mundo menos nosotros y alguno más se lanzó ávido a por más cafeína. Pobrecicos.
Y entonces las horas empezaron a pasar muuy leentas. Una especie de jet-lag se apoderó de mi reloj biológico y lo volvió del revés: a la una parecía que debieran ser ya las cuatro de la tarde, y a las cuatro las ocho. Me empecé a reir del doblaje castellano (¿Pero qué paaasa?). Fui gastando regularmente mis tickets de descanso, ahora sí, y poco a poco fueron pasando los episodios. A media tarde ya, excepto unos pocos que resistíamos con los ojos clavados en la pantalla, todo el mundo pasaba del tema. Las conversaciones aumentaron de volumen (corría el rumor –o quizá me lo inventé yo, que puede ser- de que un grupo había estado dándole a la cerveza) y los episodios cada vez se oían menos. Finalmente, sobre las ocho de la tarde, comenzó Live Together, Die Alone, el último episodio que veríamos. Y todo el mundo se calló.
Hasta la fecha he visto ese episodio, mi favorito sin dudas de
“Creo que lo hemos encontrado”. Se acabó. Sobrevivimos. 35 horas después, tanto adriwankenobi como yo seguíamos despiertos.
El problema es que 30 personas más también.
Llegaban las rondas de preguntas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario