Y mucho después, murió a las 8.15

lunes, 19 de noviembre de 2007

Capítulo 4. París


“Dime dónde has ido / dónde esperas en silencio, amigo / quiero estar contigo / regalarte mi cariño / darte un beso, ver tus ojos / disfrutando con los míos / hasta siempre, adiós mi corazón.”


Fue en el año 2000, teniendo yo 14 añitos, cuando descubrí el mundo de la música a través de cinco chicos de San Sebastián. Amaia, Pablo, Xabi, Álvaro y Haritz me conquistaron con “El Viaje de Copperpot”, el segundo álbum de la Oreja de Van Gogh, y el primero que me compré en mi vida. Desde ese momento, han estado presentes en todos los momentos de mi vida, buenos y malos. Podría decir que han puesto la banda sonora a mi adolescencia, con todo lo que ello conlleva.

Al igual que su disco fue el primero en mi discografía, también fueron los protagonistas del primer concierto al que acudí. En el parking del Sabeco, en las fiestas de Barbastro de 2001, confirmaron su lugar en mi mente y, sobre todo, en mi alma.

Tuve que esperar dos años, hasta primavera de 2003, para comprar su tercer disco, “Lo Que Te Conté Mientras te Hacías la Dormida”. La melancolía que sentí aquella tarde, tumbado en la cama mirando al techo y escuchando su música, tardó tiempo en desaparecer. Sin embargo, tiempos mejores llegaron y el disco se vino conmigo al inolvidable mes en Athlone. Aunque por aquel entonces todavía andaba con el walkman a cuestas, no cabe duda que me hicieron compañía en las noches irlandesas en que me tenía que quedar en la habitación.

Pasó un año y por fin reeditaron su primer disco, “Dile al Sol”, que compré junto con la edición en CD del segundo, que hasta entonces sólo poseía en casete. Y lo hice la tarde anterior a la partida de mi segundo gran viaje, esta vez a Chester, UK. Por aquel entonces ya tenía mi maravilloso Discman, con lo que los chicos me hicieron más corto el viaje nocturno a Madrid para coger el avión. Y aunque en Chester salí más y pasé menos ratos en el cuarto, aún recuerdo la noche que me dormí escuchando “La Estrella y la Luna”.

Y mientras los chicos se hacían famosos en el mundo entero y se tomaban un respiro, yo me pseudo-mudaba a Zaragoza y llegaba a la Universidad. La falta de novedades a nivel de discos de estudio la suplí con la compra de un CD-DVD con uno de los conciertos de su última gira. Pasó el tiempo y llegó primavera de 2006, cuando salió a la venta “Guapa”. Y fue la primera vez en dos años que entré en una tienda para comprar un CD.

En las fiestas del Pilar de 2006, volví a reencontrarme con ellos en directo. Y me volví a sentir como aquel chaval de 14 años que los escuchó por primera vez.

Fue hace unos pocos meses cuando apareció “más Guapa”, una reedición de su último álbum con 14 canciones inéditas. Y fueron estas canciones las que he escuchado gran parte de los días durante las tres semanas que he pasado en Oxford, mientras hacía el camino a la escuela en bus (esta vez en mi mp3).

La semana pasada estuve pensando en que a estas alturas ya estarían componiendo para su quinto disco, para así grabarlo en Francia después de navidad, como suelen tener como costumbre. Y por eso, por esa confianza en que su música me iba a seguir guiando como ha hecho hasta hoy, la noticia me ha sorprendido más.

La Oreja de Van Gogh se separa.

Por lo visto, Amaia quiere probar suerte por separado. Los cuatro chicos dicen que van a seguir siendo la Oreja, aunque que no se engañen: sin su niña no serán lo mismo. Particularmente me parece una decisión desafortunada, y hay claros ejemplos (desde Mecano hasta the Corrs) de que no va a funcionar. Habrá que ver quién pasa a ser la nueva vocalista del grupo, pero esta claro: hoy, la Oreja de Van Gogh ha muerto.

Y esto no hace sino confirmar el sentimiento que tengo desde hace un par de meses de que algo está cambiando, de que estoy cerrando un ciclo de mi vida y se está abriendo uno nuevo. Sólo el tiempo dirá a dónde me lleva.

Amaia, Xabi, Pablo, Haritz, Álvaro: muchas gracias por estos siete años de música. Os voy a echar de menos.