Y mucho después, murió a las 8.15

sábado, 5 de abril de 2008

Capítulo 22. Hawaii, dia 6 (II) Pearl Harbor.


Comienzo este post sobre el día 6 en Hawaii hablando sobre la parte más divertida del día. Decidimos coger un bus para llegar a Pearl Harbor, que aún quedaba muy lejos. Cogimos el del día anterior, que sabíamos que pasaba cerca. Lo que no sabíamos es que aunque pasaba cerca no paraba, y la siguiente parada era un pueblo varios kilómetros fuera de Honolulu. Total que aparecimos en el pueblo este, donde cogimos otro bus para volver a la ciudad. Nos paramos al entrar en ella, y decidimos esperar a otro bus que sí nos llevase hasta allí. Tras conocer a un mejicano que había estado en la cárcel y al que la grúa se le había llevado el carro con su perro dentro, cogimos otro bus (el tercero del día) que sí nos dejó en las proximidades del centro militar. Todo bastante surrealista.

Al bajarnos del bus, vimos que estábamos cerca del Aloha Stadium, donde Jack se va a correr tras operar a Sarah y conoce a Desmond, quien se acaba de reencontrar allí con Penny tras haber pasado una temporada en la cárcel (anda mira, como el mejicano chungo). Estaba cerrado así que sólo pudimos hacer una foto desde fuera. Como curiosidad, es un estadio que puede ser de fútbol o de béisbol, según se celebre una cosa u otra se transforma. Ah, y un par de semanas después de estar nosotros allí, estuvo jugando Beckham.

Sí, es de día y no se ve nada. Es lo que hay.

Al final, llegamos a Pearl Harbor a las tres y pico de la tarde. Y resulta que la última visita al Battleship Missouri Memorial (uno de los barcos hundidos en el ataque japonés) acababa de salir y era la última. Una pena, ya que te llevan en barca hasta una plataforma que hay sobre el barco hundido y, al estar a baja profundidad, se puede ver. Así pues, nos tuvimos que conformar con ver un par de museos adyacentes, también muy interesantes, sobre el ataque a Pearl Harbor y los barcos de la II Guerra Mundial en general. Por supuesto, todo muy patriótico.

Enorme ancla en la entrada al Arizona Memorial

Y entonces descubrimos que también se podía visitar el interior de un submarino, el cual me sonaba mucho de verlo en la revista de Lost. Así que, tras pagar el precio de la entrada, tax incluido, nos subimos al navío. Nunca había estado en un submarino, y la verdad es que desde fuera no te puedes hacer la idea de lo estrecho que es el interior. Pasarse varios meses allí, sin ver apenas la luz del sol ha de ser bastante duro.

En la popa del USS Bowfin

Como sospechábamos que era el submarino de Lost, nos hicimos fotos con todo lo que pillábamos. Al volver a España y repasar la revista, las sospechas se confirmaron y podemos afirmar que estuvimos junto a la litera en la que se despierta Juliet en One of Us, y junto a uno de los paneles que toca Locke antes de volar el sub por los aires en The Man From Tallahasee.

Locke, pensando como destruir el submarino


¡Wii! ¡He tocado la litera donde estuvo Elizabeth Mitchell!


Tras pasar un rato en la cubierta del submarino disfrutando de la brisa oceánica, volvimos a tierra con intención de volver a Honolulu. A punto estuvimos de coger de nuevo un bus equivocado, menos mal que nos dimos cuenta de que no estábamos en la parada correcta.

Antes de volver al hotel, había que cenar. ¿Donde? Pues en Mr. Clucks, el restaurante de pollo en el que trabaja Hurley antes de tocarle la lotería, y que después compra y es destruido por un meteoro. ¿O era un meteorito?

El interior también es el mismo, pero no encuentro buenas capturas de la serie

En realidad el restaurante se llama Popeye's (¿WTF?) y el pollo está muy rico. Tras hacer la frikada, volvimos en otro autobus (¿Cuantos van?) al hotel.

La noche de los Viernes en el Hilton hay un espectáculo tradicional Hawaiiano seguido por un castillo de fuegos artificiales. Desgraciadamente, del espectáculo sólo pudimos ver el final, aunque aún pudimos grabar un trocito del mismo.



Los soldados del final no sé que pintaban allí

Y así acabó el día 6 en el paraíso. Nos dispusimos a pasar la última noche en las confortables camas del Hilton. El día siguiente tocaba levantar el campamento para volver a casa. O eso creíamos...

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