Y mucho después, murió a las 8.15

domingo, 21 de octubre de 2007

Capítulo 2. Bilbao

He who hesitates is not only lost, but miles from the next exit. - Anónimo

Domingo, 7 de Octubre de 2007

6:15 de la mañana


La hora en que el viaje comienza. Dado que el primer bus del lunes llegaba demasiado tarde a Bilbao, decidimos salir el domingo a primera hora y aprovechar el día haciendo turismo por Bilbao. Así que, tras confirmar nuestra plaza en el maratón, reservar albergue y comprar los billetes de autobús, pasaron los días y llegó el domingo.

Dado lo temprano de la hora, no había ningún bus urbano que me lleve a la Intermodal. Conclusión: tengo que coger un taxi. El taxista era un pobre amargado que me estuvo hablando de lo que se quejaban los clientes, su mujer y su suegra. Como resultado, me ralló tanto la cabeza que me fui sin darle propina.

El viaje, a pesar de durar sus buenas 4 horas, no se me hizo demasiado largo. Dado que aún era de noche, y el conductor del bus hizo algo para impedir que se encendieran las luces esas que hay por encima de la cabeza, nos pasamos el viaje escuchando la banda sonora de una conocida serie de television.

Y llegamos a Bilbao. Teníamos todo el día por delante para explorar la ciudad, así que empezamos por las cercanías de la estación de autobuses. Lo primero que nos encontramos fue la Escuela de Ingenieros, en plena plaza Torres Quevedo.

¿Casualidad o destino?

Tras pasar por delante de San Mamés y comer algo en un parque cercano, nos recorrimos el centro de la ciudad, pasando por la Fnac en la que íbamos a pasar unas cuantas horas durante los dos días siguientes.


Primera frikada del viaje: foto delante de una Fnac


Y caminando, caminando, llegamos a la Ría. Y nos encontramos a una marea de gente haciendo cola. ¿Para qué?, nos preguntamos. Pues para andar: por lo visto se celebraba ese día una marcha urbana en la que a todo el que se apuntaba para andar por un circuito urbano le regalaban una camiseta roja.

Obsérvese la cantidad de personas en la cola

Como nos gustó la idea, pasamos de hacer cola y nos pusimos a caminar en dirección contraria. De esta forma llegamos a la pasarela de Zubizuri, diseñada por Calatrava.

Para que luego digan que Bilbao es feo.

Y siguiendo el curso de la Ría, llegamos al famoso Guggenheim. Allí nos encontramos a unas cuantas personas sujetando una especie de planchas de metal, iguales que las que cubren el edificio, mientras desde la distancia varios periodistas cubrían el evento. Más tarde vimos como repartian planchas como aquellas a la gente, hecho curioso que permaneció y permanecerá envuelto en el misterio.

Llamadnos frikis

Justo al lado del famoso museo se encuentra Puppy, que es una enorme escultura de un perro (aunque in situ dudábamos si se trataba de un perro o de un gato) formada por plantas de varias tonalidades.


Está claro que el Guggenheim no es un museo sino la caseta del perro

Después de esta larga caminata, nos detuvimos en el "Parque de los Patos" para comer algo. Allí fue donde descubrimos la Magnífica Fuente Descontrolada, que nos mantuvo hipnotizados durante unos segundos y de la que no hablaré aquí. Ah, y por cierto, en el Parque de los Patos no hay patos ¿¿??.


Y como veo que esto ya se está haciendo muy largo voy a ir resumiendo: fuimos al albergue (que estaba a unos buenos tres cuartos de hora del centro), donde no nos pidieron carnet de alberguista (con el consiguiente ahorro); comprobamos que la habitación estaba bien, y el albergue muy bien; navegamos unos minutos por Internet (que para eso somos informáticos, coñe); volvimos al centro a hacer tiempo hasta la cena; volvimos al albergue, cenamos y cuando se hicieron las ocho de la tarde nos fuimos a dormir, entre nervios y expectación por lo que nos esperaba a la mañana siguiente.

Fachada del Albergue Bilbao Aterpetxea, lugar de descanso y solaz pre-maratón


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