Hoy toca hablar de las compañeras de piso aquí en Glasgow y sus usos y costumbres.
En primer lugar, vamos a establecer dos grupos: el primero de ellos, llamémosle A (de aburrido, por ejemplo) es aquel cuyos miembros apenas salen de su habitación, si te ven simplemente emiten un gruñido como para hacerte saber que conocen tu existencia (en el mejor caso) y tienen menos conversación que un bote de lentejas (mmm lentejaaas...). A este grupo únicamente pertenece la chica austríaca.
El segundo grupo, que podría ser B (de borrachín) se caracteriza por su simpatía, amabilidad, creatividad y cierto gusto por la cerveza y derivados. Aquí meteríamos a la Finlandesa y la Francesa (podría ser el grupo F, ahora que lo pienso...).
Estas chicas son muy creativas. No hay más que ver en lo que están convirtiendo la pared de la sala de estar:
Por otro ladao, su generosidad no alcanza límites. Desde el principio establecieron la mesa del salón como el "Candy Corner", es decir, un sitio donde la gente deja caramelos, chocolatinas, etc para el uso común de la gente del piso. O sea, que cada cual deja y coje lo que quiera. Yo un día dejé unos Werther's Original. Ellas suelen dejar caramelos, algun kinder bueno... pero lo que me encontré ayer supera las expectativas de forma colosal:
Otra característica del grupo B, y por la que hacen honor a su nombre, son las "fiestas" que montan en el salón, y que consisten en beber cerveza mientras ven vídeos de YouTube. A veces incluso se une el grupo A, eso sí, sin pasarse. Yo por supuesto si tengo que beber lo hago en algún pub/bar/club, que es más divertido (aunque más caro). Pero ellas solitas están consiguiendo decorar la repisa de la ventana con los "resultados" de sus YouTube-Drinkin' Parties.
sábado, 15 de noviembre de 2008
Capítulo 58. Qué majas
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miércoles, 12 de noviembre de 2008
Capítulo 57. Se acerca el invierno...
Gracias a adriwankenobi, me acabo de enterar que la HBO ha anunciado oficialmente que va a producir el piloto de Juego de Tronos, el primer libro de Canción de Hielo y Fuego.
¡¡¡¡¡UEEEEEEEEEEEEE!!!!!!
Y es que si hay una saga que me produzca una fascinación similar a mi querido Señor de los Anillos es esta. Hace unas semanas terminé de tragarme el cuarto libro, Festín de Cuervos, y aunque no tiene un cliffhanger espectacular como el primero o el tercero, deja con ganas de más. ¡Venga Martin, queremos A Dance with Dragons ya!
Y si a alguien le queda alguna duda de que la de hoy es una muy buena noticia, os transcribo la introducción a la edición en castellano de Festín de Cuervos, por Álex de la Iglesia:
¿Hace cuánto tiempo esperábamos algo así? Una saga inteligente, atractiva, formidablemente escrita y dotada de una capacidad adictiva superior a la de la metanfetamina. ¿Cómo puede ser un éxito de ventas una obra que parece más extensa que la Biblia de Jerusalén? ¿Por qué es imposible dejar de leer? ¿Por qué te arrastra la historia como un proyectil teledirigido? ¿Cuál es el secreto? George R. R. Martin no es un escritor como los demás. Su fuente de inspiración no proviene tan sólo del mundo de la espada y la brujería, ni del universo Tolkien, ni siquiera de la ciencia ficción. Tampoco se trata de su profunda investigación sobre la Inglaterra feudal y la guerra de las Dos Rosas. Su motor es otro. Estoy hablando de la televisión por cable.
Es difícil de reconocer para los sectores más ortodoxos del público, pero las series de televisión están a la cabeza de la creación audiovisual desde hace ya unos años. El cine no consigue adaptarse al ritmo secuencial que exige el espectador medio, acostumbrado a un bombardeo ininterrumpido de imágenes y estímulos. Las cosas van demasiado deprisa para que entreguemos nuestro preciado tiempo libre, cada día más escaso, a una narración tradicional, autoconclusiva, con personajes de arco evolutivo cerrado. Necesitamos grandes emociones, porque nuestro umbral de percepción cada día es más alto. Por eso triunfan las series de televisión: porque no se encuentran atadas, en principio, a cerrar sus tramas. Siempre puede haber una temporada más que te permita resolver los conflictos que generaste en la anterior. En segundo lugar, los personajes tienen un tiempo infinito para desarrollar su carácter. Un personaje puede sorprender en cada capítulo con un cambio de trayectoria, y como no hay un protagonista diferenciado, cabe la posibilidad real de que este muera. Eso genera una tensión extraordinariamente más poderosa que el formato "planteamiento-nudo-desenlace" habitual, porque, literalmente, puede ocurrir cualquier cosa.
Y ahí llega GRRM con sus juegos de tronos. Diez años en Hollywood le permiten recoger la información suficiente para intentar lo que para todos es algo nuevo: trasladar la manera de estructurar un episodio de televisión a su formato adorado: la saga de fantasía. Cada novela es como una temporada de la serie. Cada temporada esta protagonizada por varios personajes; cada personaje protagoniza un capítulo diferenciado. Los capítulos son siempre breves, de lectura rápida, y de una duración determinada (aproximadamente 10-20 páginas). Eso facilita terriblemente la lectura, que siempre es amena, al pasar, por corte directo, de un personaje a otro. Diríamos que este montaje permite avanzar sin tiempos muertos, consiguiendo un ritmo trepidante.
Pero el éxito de GRRM no se circunscribe a su talento formal, a su habilidad para realizar una narración compleja en sí misma, es decir, a su capacidad de realización, edición y producción de la serie; también es un soberbio guionista. Cada novela tiene un punto de giro que obliga literalmente a empezar la siguiente. Los personajes no parecen tener una filiación moral definida. Los que son hipotéticamente legales tienden a un comportamiento caótico. Los claramente malignos sorprenden por su neutralidad. Todos parecen ser cualquier cosa menos buenos, y eso hace maravillosamente verosímil la historia y deliciosamente divertida la lectura. Ya llevamos tres. Tienes en tus manos el cuarto y parece que nos esperan tres más. Da la sensación de que Tyrion nos acompañará hasta la muerte, hasta la suya o hasta la nuestra. Mi adorado enano, inteligente y cruel, aficionado al amor y al sufrimiento, feo y despiadado, noble y pendenciero. Él es mi preferido, no puedo negarlo. Sí, hay docenas de personajes inolvidables: los grandiosos Stark, empezando por Jon Nieve, y su padre, que en paz descanse. Esas mujeres maravillosas; Cersei, Brienne... No quiero contaros nada de esta última entrega. Echo tanto de menos a Tyrion... Seguro que lo sabéis todo de haberlo leído en Internet. Si no es así, mucho mejor. Coged el libro y encerraos en un lugar cómodo y silencioso. O llevaos el libro a cualquier parte y leed hasta en el metro. Disfrutadlo como si se tratase de un amor de verano. Dulce, apasionado, efímero, como todo lo bueno. Sabéis que se va a acabar, y eso os angustia, incluso os aterroriza, pero también sabéis que dentro de un tiempo volveréis, pro muy largo que sea el invierno. Promete ser muy, muy largo. Y después, cuando este libro se acabe, que no cunda el pánico: pronto danzaremos con los dragones a la luz de la luna...
Publicado por uspablo a las 18:08 0 comentarios
Categorías: canción de hielo y fuego, libros, series
Capítulo 56. Me llena de orgullo y satisfacción...
... poder afirmar que voy avanzando con el proyecto final de carrera.
(Sí, es un hola mundo. Pero es en el Nokia N810, escrito en C a través un SDK extraño y para un GUI más extraño aún, en un emulador de Ubuntu, para lo cual he tenido que crearme unos mil ficheros de los cuales alguno aún tengo que descubrir para qué sirven, y me ha llevado unas 10 horas).
Soy feliz :)
Publicado por uspablo a las 0:11 3 comentarios
Categorías: erasmus, estudios, programacion